
Ella nunca tuvo una opción.
Shepherd jura que perseguirá a Claire, lista para quemar su ciudad para recuperar a su omega rebelde. Ella puede estar aterrorizada de él, puede resentirse por el vínculo de pareja
que forzó, pero Le guste o no ella es suya.
Claire está desesperada, el macho alfa que conquistó su ciudad, que la llama su pareja, es tan implacable como sugiere su reputación. Los volantes deseados que llevan sus fotos cubren las calles, la recompensa ofrecida indignante.
Su gente muere de hambre, no hay un lugar seguro donde pueda esconderse. No importa.
Claire tiene una misión: proteger el último y menguante enclave de mujeres omegas asustadas que quedan en la ciudad. Shepherd también los quiere. Los quiere para sus
hombres.
Claire no puede permitir que eso suceda
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